Lugares de interés en Miravet
La mejor forma de conocer Miravet y el castillo es empezar la visita cruzando el río por el paso de barca, situado junto a la carretera entre Ginestar y Rasquera, a un kilómetro de Miravet. Desde la barcaza, por la carretera que conduce al pueblo, se llega a la plaza del Arenal, donde se puede desayunar en los bares que hay junto al río y desde allí subir al casco antiguo del pueblo (Cabo de la Villa) para contemplar sus casas y sus pórticos de reminiscencias musulmanas, como la arcada de la Al-Jaamma. En medio de intrincados calles y como si estuviera suspendida sobre el río, se levanta la iglesia vieja, magnífico edificio del siglo XVII, junto a la plaza de la Sanaqueta, desde donde se puede disfrutar de una espléndida vista panorámica del sinuoso curso del río Ebro. Desde el Cabo de la Villa, los visitantes más intrépidos pueden subir al castillo por el camino original, o bien volver a la plaza del arenal y ir en coche por la carretera.
El castillo fue del orden militar del Temple hasta el año 1.308 y del orden de los Hospitalarios, desde esta fecha hasta el año 1833. El 24 de agosto de 1153 el conde Ramón Berenguer IV hizo donación del castillo, conquistado a los sarracenos, a Pedro della Rovere (maestro del Templo en Provenza y España) que el reedificó y convirtió en monasterio-fortaleza. Actualmente se conserva en buen estado todo el conjunto de patios, torres y dependencias de diversas épocas, principalmente medievales. Destaca su iglesia románica, muy sencilla de estructura y ornamentación (tal como mandaba la regla), así como el refectorio con una bóveda de gran tamaño, las bodegas y la Plaza de Sangre y de Armas.
El castell fou de l’orde militar del Temple fins l’any 1308 i de l’orde dels Hospitalaris, des d’aquesta data fins l’any 1833. El 24 d’agost de 1153 el comte Ramon Berenguer IV va fer donació del castell, conquerit als sarraïns, a Pere della Rovere (mestre del Temple a Provença i Espanya) que el va reedificar i convertir en monestir-fortalesa. Actualment es conserva en bon estat tot el conjunt de patis, torres i dependències de diverses èpoques, principalment medievals. Destaca la seva església romànica, molt senzilla d’estructura i ornamentació (tal com manava la regla), així com el refectori amb una volta de grans dimensions, els cellers i la plaça de Sang i d’Armes.
ARTESANÍA POPULAR
Saliendo del pueblo en dirección a Mora encontramos el arrabal de los alfareros, barrio que está situado en lo alto de una pequeña colina. Entrar en una de las ocho alfarerías y ver como los alfareros, con un gran facilidad, coordinan el movimiento del torno fino con la habilidad de sus manos, creando infinidad de piezas, tanto nuevas como tradicionales, es una experiencia que nadie debería perderse.
Miravet es uno de los pocos pueblos de Cataluña que ha mantenido viva la tradición del barro. La cerámica de Miravet refleja, aún hoy día, en sus formas la influencia de una larga historia que abarca desde el neolítico hasta nuestros días.
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